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viernes, 20 de julio de 2007

Paverotti, de Figueras

Hoy les presentamos una tira poco conocida de Alfons Figueras, publicada en el semanario Mortadelo en 1975. Concretamente entre M 250 y M 254, en la página de créditos. Paverotti ejerció una interinidad de lujo entre las tiras Rufo, del novel David y Tito del también neófito Alex Salas, que con estas series iniciaban su colaboración en Bruguera. La brevedad de la misma (sólo 5 tiras) hace pensar en un proceso de reajuste en el semanario entre la salida de un autor y la entrada de otro.

Pero a pesar de sus escasas apariciones, Paverotti no oculta su pedigrí. Es una excelente realización en un momento especialmente dulce en la trayectoria de su autor, que por entonces está alcanzando la síntesis definitiva de su estilo con Topolino y compañía. El mago participa del mismo espíritu de las demás creaciones figuerianas y se mueve en el mismo universo amable, coherente y absurdo, aunque su formato y su brevedad no le permitieran interactuar con sus hermanos.

Paverotti (Mortadelo, 1975) Alfonso Figueras (guión y dibujos).

3 comentarios:

Gordito Relleno dijo...

De pequeño no me gustaba nada Figueras, pero ahora le reconozco un sello especial y una personalidad muy acusada en su humor y su dibujo. Carece de la hilaridad de Vázquez e Ibáñez, lo suyo está en otra onda menos explícita, ¿no les parece?

Mortadelón dijo...

Pues pienso lo mismo, sí señor. Lo de Figueras sin duda va por otro lado. Es brugueriano, pero a veces como si no lo fuese (me lío yo solo).

Migsoto dijo...

Pues si, amigos Gordito y Mortadelón, la onda de Figueras no era tan evidente como la de Vázquez o Ibáñez, era una comicidad mucho más discreta, acorde sin duda con su personalidad. Yo reconozco que sí leía a Figueras de pequeño, tal vez porque los temas que tocaba (el monstruo de frankenstein, la momia, el hombre lobo...) son también iconos importantes para mí ¿recuerdan el ciclo de terror de la universal que pasaron por televisión española en los años 70? A mi me dejaron una huella imborrable...
Pero lo cierto es que Figueras se disfruta mucho más de mayor, cuando somos más capaces de distinguir y apreciar las múltiples referencias de su obra y la deformación caricaturesca a que las somete. Entonces nos damos cuenta de la enorme coherencia de su universo (poco brugueriano, cierto, por más que se esforzara en hacer ciertas concesiones)y de la profunda comicidad que encierra.