Chistes en dos tiempos (II): siempre se exagera

Ya comentamos en nuestra primera entrada dedicada al chiste en dos tiempos que lo practicaron varios autores, entre ellos Peñarroya, que dibujó esta sección en la página de créditos del DDT desde su creación en 1951 hasta más allá del nº 100, ya en 1953.

En esta otra modalidad, la eficacia del gag reside en el contraste entre lo sugerido en la primera viñeta, normalmente en una conversación entre dos amigos o conocidos y lo sucedido realmente, mostrado para diferenciar en una viñeta de contorno nuboso, recurso utilizado comúnmente en el lenguaje de la historieta para diferenciar la realidad de una ensoñación o también para narrar en flash-back. Aquí le sirve a Peñarroya para mostrar la realidad que esconde lo narrado en la primera viñeta.

La necesidad de aparentar de un estrato concreto de la sociedad de su tiempo, el ciudadano de clase media, continúa teniendo hoy día absoluta vigencia, y, desde luego, nos hace sonreír como el primer día.

Peñarroya tenía un especial talento para retratar los usos y costumbres de sus contemporáneos, gracias a su atenta observación y su habilidad para intuir el potencial cómico de una situación dada y plasmarla en dibujos de línea pulcra y un tono amable que esconde en no pocas ocasiones un retrato certero y sin concesiones del ciudadano de a pie.

Siempre se exagera (DDT,1951) José Peñarroya (Guión y dibujos).

Balín y Balón

Confieso que cuando supe de la existencia de estos personajes de Ibáñez, nombrados en el álbum dedicado al 35 aniversario de Mortadelo y Filemón, me quedé de piedra. No tenía ninguna noticia de ellos, no aparecían en el listado de creaciones de Ibáñez en su entrada de Atlas… ¿de donde procedían? Llegué a pensar que los realizó para otra editorial…

Pero no. Balín y Balón se encuadran en las publicaciones Bruguera. Se trata de un chiste alargado, patrocinado por balones Ceplástica y como no podía ser de otra manera, el esférico es el protagonista. Según el vaciado de Juan Ramis, este chiste seriado se publicó en Tío Vivo hacia 1961, con un montaje como en la tira de abajo, que es la que se incluyó en El mundo de Mortadelo y Filemón.

Posteriormente he podido rastrear alguna más, en los primeros números de Super Mortadelo en el año 1973 , ya sin la alusión a la marca publicitaria y sin título que los identifique, también ausente por otra parte en su edición original.

Los otros personajes que aparecen en la tira a color procedente del álbum El 35 aniversario corresponden a Don Adelfo (Can Can, 1958) y a Remigio Capirote, geniecillo con bigote, personaje este último del que no disponemos de ninguna referencia. Agradeceríamos cualquier información al respecto.

Balín y Balón . Francisco Ibáñez (guión y dibujos). Tío Vivo (1961). Reedición en Super Mortadelo (1973).

Paverotti, de Figueras

Hoy les presentamos una tira poco conocida de Alfons Figueras, publicada en el semanario Mortadelo en 1975. Concretamente entre M 250 y M 254, en la página de créditos. Paverotti ejerció una interinidad de lujo entre las tiras Rufo, del novel David y Tito del también neófito Alex Salas, que con estas series iniciaban su colaboración en Bruguera. La brevedad de la misma (sólo 5 tiras) hace pensar en un proceso de reajuste en el semanario entre la salida de un autor y la entrada de otro.

Pero a pesar de sus escasas apariciones, Paverotti no oculta su pedigrí. Es una excelente realización en un momento especialmente dulce en la trayectoria de su autor, que por entonces está alcanzando la síntesis definitiva de su estilo con Topolino y compañía. El mago participa del mismo espíritu de las demás creaciones figuerianas y se mueve en el mismo universo amable, coherente y absurdo, aunque su formato y su brevedad no le permitieran interactuar con sus hermanos.

Paverotti (Mortadelo, 1975) Alfonso Figueras (guión y dibujos).

Retales de Ibáñez

Seguimos con la recuperación de tiras ibañezcas que complementan otras entradas dedicadas al autor.

Comenzamos con la última disponible de la serie "Ibáñez dibujante", que se me pasó colocar en la anterior, seguida de la versión original de otras dos que aparecen en la composición a toda página. Todas proceden de Bang 7/8.

Esta otra pudimos verla en la dedicada a las tiras de agencia, pero mientras aquella procedía de una página de muestra para una casa londinense, esta corresponde a su reedición en un tebeo de los años 70.

Y terminamos con una sin firma perteneciente a Can Can nº 6, Noviembre de 1963, donde también se publicó la tira de Ibáñez-dibujante jugando al balón.

Ibáñez, dibujante

Probablemente habrán visto en algunas publicaciones Bruguera unas curiosas tiras protagonizadas por un señor con gafas que aún conserva algo de pelo, sospechosamente parecido a su autor.

Ibáñez se autorretrató en esas minihistorietas (generalmente en cuatro viñetas, aunque también realizó alguna de tres, e incluso de dos) de las cuales ya estuvimos hablando en el foro de la TIA.com e incluso llegamos a recopilar entre todos unas cuantas.

Lo que no sabíamos era la fecha exacta de realización, porque las que conocemos proceden de reediciones de los 70 en adelante, en Tio Vivo, DDT y otras muchas, incluidas las especiales. En el número 7/8 de “Bang! (cuadernos de información y estudios de la historieta)”, (1972) también aparecen algunas, ilustrando la entrevista de Vicente Palomares a seis dibujantes Bruguera, titulada “Magos del humor”.

Bien, pues el otro día revisando el último lote adquirido, encontré una nueva, publicada en Can Can, 2ª época, nº 6, de noviembre de 1963.

En el resto de números revisados de esta revista (una veintena, salteados, entre el 6 y el 80) no vuelve a aparecer el Ibáñez-personaje, pero al menos nos permite una localización temporal aproximada en ese año 1963. Si comparamos el estilo con el de historietas de la misma época, vemos que encajan perfectamente.

Ibáñez ya ha entrado en un periodo de temprana madurez, que por entonces consigue unos perfiles redondeados muy agradables, influenciados por el maestro belga Franquín, al que ha comenzado a copiar gags de Gaston para sus series Sacarino y Mortadelo y Filemón.

Pero las tiras comentadas exhiben un humor genuinamente Ibáñezco, donde su autor expresa, convenientemente exageradas, además de algunas trapisondas propias de su profesión, parte de sus inquietudes y su personalidad, como su proverbial amor al dinero.

Es posible que esta serie de tiras fueran realizadas para su venta al extranjero mediante la agencia de Bruguera, de la que ya vimos algunas muestras en anteriores entradas.

Anacleto, en portada

La vida en viñetas de Anacleto transcurrió normalmente en un lugar destacado de las numerosas publicaciones en las que apareció, en su periodo de máxima popularidad, pero raramente su efigie apareció en portada si exceptuamos las de Super Pulgarcito, consagradas a su protagonismo aún cuando el autor de las mismas no fuera su genuino creador. Sagastí y Sanchis sustituyeron al maestro en la mayoría, hasta que al llegar al centenar de entregas Vázquez se hizo cargo de ellas con un estilo ágil y de esplendorosa madurez. Aquí les dejo un par de muestras, una de la primera etapa, nº 2, y otra del final de la colección, nº 145, junto a la excepcional portada del Tío Vivo Almanaque para 1970.

En las demás revistas su presencia se daba por supuesta, siempre bienvenida por el lector, claro, aunque en muchas de las ocasiones se le diese gato por liebre mediante el consabido refrito, o aún peor, recurriendo a los apócrifos, en historietas descafeinadas que no hacían justicia ni al autor ni al personaje. Vázquez lo sabía, y por eso en cada nueva entrega se encargaba de dar el do de pecho, con su habitual y cada vez más acentuada agilidad.

Pero me he desviado del tema al que quería llegar, y es que en 1971 –72 la revista DDT lució en portada algunas, lamentablemente pocas, historietas de Anacleto en el formato habitual de cinco tiras. Quizá no aporten nada especial a la saga del agente secreto, pero de no ser por este rescate, seguirían sin ser conocidas por un lector más actual, ya que, por sus características, no han llegado a incluirse en las diversas monografías de que disfrutó el personaje tanto en Bruguera como en Ediciones B o en los suplementos de cómic de diarios como ABC. Que las disfruten.

Chistes en dos tiempos (I): claro que…

Una variante curiosa del chiste tradicional en una sola viñeta, es la tendencia a descomponer la anécdota humorística en dos momentos, el primero de los cuales sirve de exposición y el segundo de desenlace (sin pasar por el nudo). Nada demasiado complicado, claro, pero efectivo por el contraste entre el planteamiento y su resolución en la viñeta siguiente, sin tiempo para la reflexión del lector.

El recurso se usó en diferentes ocasiones a lo largo de toda la historia de Bruguera, con preferencia en los años cincuenta y sesenta, y fueron varios los autores que lo practicaron. Secciones semanales con títulos como Siempre se exagera…, Primero dijo… o Claro que… obra respectiva de Peñarroya, Jorge (continuado por Cifré) e Ibáñez.

Conti, más amigo del chiste ocasional sin personaje fijo también practico ampliamente la fórmula en dos, tres, cuatro (la tira tradicional) y hasta en seis tiempos, en un formato más alargado y estrecho de lo usual.

De todas ellas iremos hablando en sucesivas entregas, hoy comenzamos con la sección de Ibáñez.

Como se puede leer en El Mundo de Mortadelo y Filemón, (pag. 50), tras la compra del Tio Vivo por Bruguera en 1960, se readmite a los autores escindidos y se incorporan los de la nueva generación. A partir del nº 149 Ibáñez participa en la sección de chistes colectiva Ríase… y crea además la serie ya comentada, que se publicará hasta el final de la primera época (nº 181) ampliándose en la siguiente encarnación de la revista, renumerada, añadiendo el subtítulo El semanario de las carcajadas y una nueva calificación como revista juvenil.

El incansable Ibáñez desarrolló esta fórmula elemental durante muchos números consecutivos, de forma que puede apreciarse la evolución de su dibujo en los ejemplos presentados, tres pertenecientes a la etapa inicial y otras tres a un momento más avanzado de la serie, además de la incluida en el libro.

Y para niña terrible, Fifí

A propósito de los niños terribles que comentábamos en la anterior entrada, no podíamos olvidarnos de esta creación de Estivill para el Pulgarcito, en 1958. Aunque el formato “normal” de Fifí era el de ¾ de página en vertical en esa revista, también se adaptó perfectamente a este formato más sintético, conservando en todo momento la esencia de la maldad de la niña en anécdotas crueles en las que los mayores son las víctimas.

Dejaremos para más adelante el análisis de sus historietas para centrarnos ahora en estos chistes patrocinados, como no, por Colacao. Se publicaron en El Capitán Trueno Extra, a partir de junio de 1962, y son por tanto contemporáneos de los ejemplos extraídos del cuaderno El Jabato.

En esta ocasión, se trata de “chistes panorámicos”, es decir, alargados, ocupando normalmente la última franja de una página, bajo alguna historieta (Cepillo Chivátez) y publicidad de la casa, alternándose con otros chistes panorámicos, ya de la misma temática, ya sobre cualquier tema, con realización mayoritaria de Ibáñez, Vázquez o Conti.

Las tiras que les presentamos (la totalidad de ellas, publicadas a intervalos durante un año) presentan alguna curiosidad digna de mención, como el “crossover” con un trasunto del otro personaje estrella de Estivill (Llamado aquí "Rebrútez", como el personaje homónimo de Raf); Y otra, aún más curiosa, en la que la firma del autor se ha permutado por la de Ibáñez, práctica que al parecer se llevó a cabo con relativa frecuencia en ese período.